jueves, 7 de junio de 2012
Junta de estudio Segundo Paso, lunes 4 de junio del 2012, 10:AM
PARRAFO 9
Algunas veces le es más difícil a AA ayudar a quienes han
perdido la fe o que la han rechazado,
que a los que nunca la tuvieron,
porque piensan que ya han hecho la prueba y no les ha dado resultado. Han
recorrido el camino de la fe sin fe. Como en ambos casos se han decepcionado,
llegaron a la conclusión de que para ellos no hay a donde ir. La indiferencia, las
fantasías de la autosuficiencia, los prejuicios y la oposición obstinada son a
veces obstáculos más grandes que los que tienen los agnósticos y aún los ateos
militantes..
La religión asegura que
se puede comprobar la existencia de
Dios; el agnóstico dice que no puede comprobarse, y el ateo pretende que se puede comprobar que Dios no existe. Evidentemente, el que se aparta de la fe entra en una gran
confusión. Piensa para el no hay consuelo en ninguna convicción de fe. No puede
lograr ni siquiera en mínimo grado la
seguridad del creyente, del agnóstico o del ateo. Es un individuo desorientado.
-Cuáles son los que han
caído en la indiferencia respecto a la
fé que obra?
-Cuales son las
diferencias entre el “indiferente-desorientado” y el “agnóstico y el ateo”?
PARRAFO 10
Muchos A.A. pueden
decirle al desorientado, " También nosotros de niños nos apartamos de
nuestra fe. La presunción de la juventud nos perjudicó. Desde luego nos
alegramos de que el hogar y la enseñanza religiosa nos proporcionara ciertos
valores. Todavía teníamos la seguridad
de ser honrados, tolerantes y justos, y hasta cierto punto, ambiciosos y
trabajadores. Creíamos que nos bastarían esas simples normas de conducta y
decoro.
"A medida que el éxito material, basado en estos atributos comunes, empezó a favorecernos,
creíamos que ganábamos en el juego de la vida. Esto nos estimulaba y nos
sentíamos felices. ¿Por qué molestarnos con abstracciones teológicas y deberes
religiosos o preocuparnos por la condición de nuestras almas, aquí o en el más allá? El aquí y el ahora nos
bastaban. El deseo de triunfar nos guiaría. Pero el alcohol empezó a ganarnos la partida.
Finalmente, vino la caída y nos dimos cuenta de que un golpe más nos dejaría
fuera de combate para siempre. Entonces, tuvimos que buscar nuestra fe perdida.
La encontramos en A.A. Como otros
también la pueden encontrar".
-Cuáles son las
sugerencias para el individuo desorientado?
PARRAFO 12
Ahora llegamos a otra
clase de problema: el hombre o la mujer intelectualmente autosuficientes. También
a éstos, muchos A.A.s pueden decirles: "Sí, nosotros también éramos así,
demasiado listos para nuestro propio bien. Nos encantaba que nos llamaran
precoces. Nuestra educación intelectual nos sirvió para inflarnos de orgullo
como globos, aunque procuramos ocultarlo. Secretamente, creíamos que éramos
capaces de flotar por encima de los demás, con el poder de nuestros cerebros.
Los progresos científicos nos hacían creer que no hay nada imposible para el
hombre. La sabiduría era todopoderosa.
El intelecto podía conquistar la naturaleza. Ya que éramos más brillantes que la mayoría (o así lo pensábamos), con solo pensarlo
ganaríamos la batalla. El dios
del intelecto desplazó al Dios de nuestros padres; pero el diablillo del alcohol tenía otros
planes. Después de creer que habíamos sido los triunfadores resultaba que
estábamos perdiendo en todo. Nos dimos cuenta de que, teníamos que
recapacitar o moriríamos. En A.A. encontramos
a muchos que alguna vez pensaron como
nosotros. Estos nos ayudaron a darnos cuenta de nuestras realidades. Con su
ejemplo, nos demostraron que la humildad y el intelecto pueden ser compatibles,
siempre que se ponga la humildad en primer término. Cuando empezamos a trabajar
en esto, recibimos el don de la fe, la
fe que obra.
PARRAFO 13
Otro grupo de A. A.s dice: "Estábamos hartos de la
religión y de lo que se relaciona con
ella. Decíamos que la a Biblia estaba llena de disparates. Podíamos citar capítulos
y versículos, pero tergiversábamos su
significado. En unas partes su moral nos parecía exageradamente buena, y en
otras exageradamente mala. Pero lo que más nos apabullaba era la moralidad
de algunas gentes religiosas. Gozábamos con la hipocresía e intolerancia inseparables de
tantos que se tienen por muy creyentes.
Nos encantaba proclamar el hecho de que millones de personas que se consideran
fieles a Dios se estuvieran matando en su nombre. Esto significaba que habíamos
sustituido una manera de pensar positiva por una negativa. Después de ingresar a A.A., reconocimos que esa manera de pensar estaba fomentando nuestro
egocentrismo. Nos sentíamos superiores
al destacar los pecados de las
personas religiosas. No podíamos ver nuestros propios defectos. Habíamos juzgado
con desdén a aquellos que estaban muy pagados de su rectitud, sin darnos cuenta
de que lo que censurábamos en otros, era el defecto que más nos agobiaba a
nosotros. Nosotros mismos nos creamos una situación falsa de la que solamente empezamos a darnos cuenta
desde que ingresamos a A.A.
"Los psiquiatras han
advertido a menudo, que el desafío es una
actitud preponderantemente característica de más de un
alcohólico. De tal manera, no es extraño que muchos de nosotros
hubiéramos desafiado Dios mismo. Algunas
veces porque no nos concedió los bienes
materiales que le pedíamos, tal como lo hace el niño que envía a Santa Claus
una lista de regalos imposible de satisfacer. Las más de las veces, cuando no
salimos bien de un trance difícil, pensamos que Dios nos había abandonado. La
muchacha con la que queríamos casarnos
tenía otras ideas; le pedimos a Dios que le hiciera cambiar de manera de pensar,
pero ella no cambió. Pedimos hijos sanos
y los tuvimos enfermos o no nos los concedió. Pedimos éxito en los negocios y
no lo obtuvimos. Seres queridos, de
quienes dependíamos, nos fueron arrebatados por
“actos de Dios”. Entonces, nos volvimos
borrachos, y luego le pedimos a
Dios que nos hiciera cambiar. Pero no nos hizo caso. Esa fue la más cruel
injusticia. Renegamos de la fe.
-Cuáles son las actitudes
y puntos de vista de los que son desafiantes porque Dios no les concedió sus
exigencias?
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